La metodología de trabajo del máster en Documental de Creación parte de una idea central: cada participante aporta un proyecto propio y lo desarrolla durante el tiempo en que transcurre el máster. Es en torno a este proyecto que se construye el aparato teórico necesario que lo acompaña.
Este principio obliga a un cambio de perspectiva: no se trata de seguir un curso general con una práctica final, sino que el todo se plantea al revés: es el proyecto de cada uno de los participantes lo que se convierte en protagonista y es este proyecto el que debe permitir que el participante disponga de una herramienta propia para introducirse con más posibilidades en las distintas iniciativas y empresas culturales.
Obviamente, este desplazamiento del foco principal obliga a un cambio radical en la figura de los tutores o mentores, que se convierten en personajes clave del proceso y que deben tener unas capacidades especiales para detectar las necesidades que tienen los proyectos y avanzar cualitativamente. En el máster en Documental de Creación, los tutores mantienen un contacto permanente con los participantes. Además, se aseguran al menos tres encuentros presenciales en que cada participante afronta un debate abierto con el tutor, y los otros participantes pueden asistir. La eficacia de este método está comprobada: comprender los procesos de mejora de los demás ayuda a aceptar de forma más efectiva el proceso del proyecto propio.
Esta metodología ha dado resultados contrastados en la historia del Máster en Documental de Creación. Cineastas y películas que ahora forman parte del patrimonio del mejor cine documental eran, en origen, unos proyectos leves, de dos páginas, presentados como carta fundamental para poder ser seleccionados para el máster. Durante todo el tiempo de maduración del proyecto, los participantes confrontan otras experiencias; visionados de películas; debates teóricos; prácticas de sonido, de montaje o de realización, o incluso la realización del film de un director consagrado en el que ellos participan activamente. Y todo este bagaje se hace teniendo en mente el proyecto propio, mejorándolo, adaptándolo y consiguiendo, cuando se presenta a un pitching final con especialistas, dar la sensación de que el proyecto está a punto para encontrar formas de ser realizado. El proyecto es fuerte cuando está avalado por expertos internacionales y está preparado para encontrar su propio camino productivo, inserido en la red de los sistemas de producción reales.
