11 El talento multidisciplinar

14.06.2017

Un artista en movimiento

Luis Hidalgo

Imposible hacer una foto fija. O mejor dicho, una foto fija, en cuanto que instante congelado, sería la peor de las maneras de captar a David Bowie. El pop es movimiento, pero la mayor parte de sus artistas se instalan sobre él y en lugar de caminar se dejan llevar por la cinta trasportadora, que bajo ellos por ellos se mueve. Son así fotos fijas en movimiento, instantes congelados desplazándose a través de carreras en realidad detenidas en algún punto del recorrido. Ese dinamismo es en realidad quietud. Para la mayoría. No para Bowie. Esa es la gran diferencia con la generalidad de los artistas, esa constante mutación fruto de un instinto que le llevó casi siempre en la dirección correcta, sabiéndose rodear de los compañeros más adecuados de viaje, de los que además supo extraer lo mejor que podían dar. Por eso Bowie, es más que nada movimiento. Él sí fue dinámico.

Y lo fue incluso en las épocas en las que sus pasos no fueron  firmes. Bowie capeó el error integrándolo en su discurso, haciéndolo real por inevitable. Quien camina entre minas ha de aceptar que alguna explote llevándose girones de infalibilidad, devolviendo el componente humano a quien en una época de su carrera, especialmente la que atravesó los setenta, parecía más infalible que Dios pues parecía el mismo Dios, travestido de quien sabe qué cada quien sabe cuánto tiempo.  Bowie intocable, el Bowie que rodó por la pendiente del éxito, huyó del mismo refugiándose en Berlín y de nuevo, ya en los ochenta, lo volvió a  hacer suyo con formulaciones que herían a los fans de la época inmediatamente anterior. ¿Te crees que me conoces?, pues te equivocas, pareció decir a quien creía tenerlo captado.

Para mayor sombro, Bowie, hombre que integró en su propuesta estilos, manifestaciones artísticas e imágenes diferentes, lo logró en la época anterior a las redes sociales, definiendo propuestas complejas que vehiculaba a través de medios convencionales, esos que añaden significados, en ocasiones erróneos, fruto de la incomprensión o de la estulticia de los terceros que los interpretan antes de entregárselos bajo esas capas de añadiduras a los consumidores de información.  Doble pirueta mortal, pues nítido había de ser el mensaje para que no llegase desvirtuado tras su paso por las redacciones. Ese Bowie, más allá de los estilos, de los discos, de las épocas, de sus virtudes o de sus aciertos, es el Bowie que siempre ha resultado fascinante, un artista con visión global que interpretó la complejidad de un mundo cambiante del que se despidió con música de adioses.

Luis Hidalgo

Luis Hidalgo

Profesor del Máster en Periodismo Cultural

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