04 Europa

05.05.2014

La «vuelta a casa» de las empresas y su efecto en la creación de empleo en la UE

Lena Raps

En el tramo final de nuestras carreras universitarias, todos nos hemos planteado en un momento u otro el tema de la difícil situación laboral en Europa. La tasa de desempleo del 25,6% registrada en España en febrero de este año habla por sí misma. Por supuesto, la recesión de 2008-09, seguida de la crisis del euro, ha contribuido a ello en estos últimos años y ha sido responsable de que muchas empresas hayan cerrado o despedido a sus trabajadores para reducir costes. Pero hay otras razones detrás de este problema. Pongamos por ejemplo la industria manufacturera. Desde el año 2000, la industria manufacturera ha ido perdiendo peso en casi todos los países de Europa Occidental. Mientras que algunos países como la República Checa, Irlanda, Hungría y Alemania todavía mantienen una contribución industrial de entre un 22 y un 25% del PIB total, la industria manufacturera en España e Italia sólo representa entre un 13 y un 15%, y en Grecia, Francia y el Reino Unido, un escaso 10% de la producción restante dentro de sus países. La mayoría de los productos que consumimos diariamente provienen de países como China, la India o Vietnam. Era imposible que las empresas europeas ignoraran los beneficios económicos de producir en Asia o en otros países menos desarrollados donde los salarios eran aproximadamente una décima parte de los de sus países de origen. El mercado de trabajo exportado ha supuesto la eliminación de muchos de los puestos de trabajo que existían en Europa.

Lo que la prensa estadounidense ha definido como «el IPhone y el fin de los puestos de trabajo en los Estados Unidos» también se ha trasladado a Europa. Ya se previó que en el mundo desarrollado sólo quedarían aquellos trabajos que requirieran competencias intelectuales, cognitivas y avanzadas (las denominadas «competencias heurísticas»), mientras que los trabajos mecánicos y rudimentarios se subcontratarían en su totalidad a países del tercer mundo con mano de obra barata o podrían ser sustituidos por tecnología.

Esta tendencia puede observarse claramente en mi país de origen, Alemania, donde las tareas simples tales como las actividades de apoyo en producción, limpieza, hostelería, almacenamiento, transporte, trabajo sencillo de oficina, soporte de ventas, etc., han disminuido un 40% en los últimos 30 años. Por otro lado, los puestos de trabajo centrados en el conocimiento y altamente cualificados, como los cargos ejecutivos, las funciones de organización y gestión, y los trabajos de I+D y consultoría han aumentado aproximadamente en el mismo porcentaje. La reducción de los puestos de trabajo sencillos contribuirá a la disminución de las oportunidades laborales para los trabajadores poco cualificados. A su vez, habrá una gran escasez de trabajadores altamente cualificados en los próximos años. Esta tendencia no es sostenible para una economía si continúa como lo ha hecho en el pasado ya que las oportunidades laborales para los trabajadores menos cualificados se reducirán y darán lugar a un gran desequilibrio entre la demanda y la oferta de trabajo. Nos hemos convertido en una sociedad de ingenieros, técnicos, investigadores y académicos.

Pero ya se ha iniciado un cambio de tendencia. Hoy, hay muchos motivos para creer en un renacimiento de la industria y de las empresas industriales que permitirá la «reindustrialización» de Europa. Actualmente, las empresas europeas que hace cinco años redujeron drásticamente los costes de adquisición trasladando la producción al Extremo Oriente están haciendo lo que se llama reverse offshoring o deslocalización inversa: devolver parte de las operaciones a Europa. Esta tendencia puede observarse especialmente en los países del antiguo bloque del Este.

Son varias las razones que explican este cambio. Una de ellas es la demanda de mayor calidad de los productos; otras, la demanda de plazos de entrega más cortos, una más rápida reacción al mercado y productos, servicios y procesos de mayor valor añadido. Factores tales como la velocidad, el valor y el rendimiento se han convertido en aspectos más importantes que los costes puros y duros. En el ámbito del aprovisionamiento y la gestión de la cadena de suministro se habla de «racionalización de la cadena de suministro» y «dinámica de suministro de existencias cero», es decir, la eliminación de los almacenes a favor de la producción just-in-time. La mayor proximidad a los mercados de venta puede influir positivamente en esta tendencia. Por otra parte, se estima que, en los próximos cinco años, la brecha de ahorro de costes entre la producción en China y Europa disminuirá debido al aumento de los salarios (un 7,5% anual en China en los últimos años), al incremento de los costes de envío y a una mayor productividad en Europa. Además, las empresas que producen en suelo europeo están menos sujetas ser criticadas por la explotación de la mano de obra barata de las economías emergentes y tienen más probabilidades de afianzar su imagen corporativa. Naturalmente, el factor del aumento de los costes de envío no es un problema en el sector servicios, como por ejemplo en los servicios de TI. Bangalore, una ciudad del sur de India, aún acoge uno de los mayores centros de llamadas y servicios de TI, pero incluso este sector empresarial muestra signos de relocalización en Europa debido a las dificultades cada vez mayores en la interacción con los clientes.

La vuelta a casa de la fabricación tendrá una repercusión directa en la situación laboral y contribuirá a la creación de puestos de trabajo mecanicistas, lo que permitirá combatir la situación de creciente desempleo en Europa y en los países afectados por la crisis como España. Sin embargo, los responsables políticos y empresariales tendrán que trabajar en varios frentes para promover una Unión Europea orientada al exterior y de pensamiento global. La reducción de la carga reglamentaria europea sobre las empresas, un mercado laboral europeo más flexible y la demanda de un mejor equilibrio entre la normativa de la UE y la de los estados miembros son factores clave para aquellas empresas que se planteen la relocalización parcial de sus negocios. En conclusión, el regreso de las actividades que requieren mucha mano de obra y que habían sido externalizadas es una tendencia positiva que permitirá mejorar la situación laboral en Europa.

Esta es una cara de la moneda. La otra cara es que es necesario pensar globalmente. Los mercados de trabajo han evolucionado junto con la economía mundial y han desplazado los puestos de trabajo al extranjero, por lo que la competencia entre los graduados universitarios altamente cualificados dentro de la Unión se intensificará. La movilidad y la mirada al exterior son la clave para obtener mayores oportunidades en nuestras trayectorias profesionales.

Lena Raps

Lena Raps

Beca Talento del Master of Science in International Business de la UPF Barcelona School of Management

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